La semana pasada pude participar en el octavo foro anual de Mujeres, Paz y Seguridad del International Civil Society Action Network (ICAN) en Oslo, Noruega, representando a mi país, Ecuador. Allí conocí a alrededor de 100 mujeres provenientes de más de 40 países que se especializan en la defensa de derechos humanos y la construcción de paz: actividades tan cruciales como la mediación entre grupos polarizados en conflictos civiles y levantamientos (como lo sucedido recientemente en Ecuador) o armados (como el conflicto colombiano) con el fin de prevenir que la violencia escale o genere daños en el tejido social que afecten la estabilidad del país o sus sistemas económicos, culturales y políticos.
En el paro nacional que se llevó a cabo hace poco en Ecuador, se visibilizó lo fácil que es que el día a día pase de “estabilidad” (relativa) a un nivel de violencia que no se había visto desde hace décadas. Se notó la fragilidad de lo que creíamos que era una paz garantizada (o dejada en manos del gobierno actual, cuyos procesos a veces carecen de representación de toda la sociedad civil). La violencia incrementó en cuestión de horas, afectando hospitales, medios, edificios del estado, casas de familias a lo largo de la ciudad, grupos sociales históricamente marginados de procesos de toma de decisión, estudiantes, médicos, y muchos otros.
En el paro nacional en ecuador Salieron a la luz nuestras heridas sociales y el conflicto histórico que hay en el país; el cual hay que reconocer para poder solucionar.
En los cuatro días del foro de ICAN nos adentramos en las tácticas y herramientas que han desarrollado por más de veinte años las mujeres constructoras de paz en varias regiones del mundo: partiendo de lo local pero analizando las tendencias y similitudes para desarrollar métodos de alcance global. De esas conversaciones saqué algunas conclusiones sobre la situación de nuestro país y los levantamientos acontecidos recientemente:
- La paz no es garantizada, en especial en épocas como la actual, en la que vemos grupos extremistas (y gobiernos extremistas) tomando liderazgo en varios contextos. La paz no es algo que existe sin que hagamos ningún esfuerzo; como cualquier institución social u objetivo nacional, esta requiere de estrategias, mecanismos, y lo más clave, de la participación total de todos los sectores, incluyendo la sociedad civil (nosotros).
- La sociedad civil (sí, otra vez nosotros) es un sector clave para la edificación de paz, no solo a nivel local y comunitario (cómo nos tratamos y cómo convivimos con otros en un país diverso y desigual como el nuestro) sino a nivel legislativo y gubernamental.
- El cambio social sostenible no se produce a través de la queja, ni la oposición o polarización, sino a través de la acción constante, pacífica (con violencia no se llega a la paz), informada, contextualizada, estratégica y colaborativa de la gente que demanda y edifica a su vez (como debe ser en una democracia) la protección de los derechos humanos y la justicia social. La sociedad civil se organiza en grupos como ONGs, comités, alianzas, etc. y colabora de la misma manera, estratégicamente, de forma coordinada. Y esto sucede (y es exitoso) en muchos países que están atravesando conflictos similares o incluso más intensos que el nuestro. Así que sí, claro que se puede.
- La seguridad y la paz requieren de inversión pública, privada y social, como cualquier bien que nos permite vivir nuestro día a día sin tener que temer todo el tiempo que haya robos, discriminación, corrupción, falta de acceso a la educación, etc. (estos cambios suceden por etapas y progresivamente, no de la noche a la mañana).
- Si no estamos invirtiendo en paz, entonces estamos invirtiendo en conflicto, y dando más capacidad a los grupos extremistas que conocen las dinámicas sociales, en algunos casos, mejor que los propios gobiernos.
- El voto o lanzarse de candidato no es nuestro único mecanismo de representación en temas políticos: si lo que se busca representación sostenible, se debe generar estructuras y organizaciones de la sociedad civil para abrir esos espacios, que no se abren de otra manera sino a través de demanda y acciones concretas (no violentas).
- No hay procesos sostenibles si se excluye a sectores sociales o sin el gobierno. Todos los sectores cumplen roles fundamentales y su perspectiva y participación es clave para poder generar confianza entre la sociedad y el gobierno, y procesos de transparencia y justicia, los cuales fomentan paz y seguridad en todos los niveles.
- No hay que comenzar de cero. En nuestro país ya existen organizaciones de la sociedad civil que trabajan en temas sociales que edifican paz y seguridad (objetivo común) y que cuentan con la experiencia, preparación, conocimiento, y acceso a los diferentes grupos para crear cambios sostenibles. Por ejemplo, la organización Surkuna, trabaja con organizaciones internacionales para asegurar la defensa y protección de derechos humanos a nivel nacional. En este foro pude utilizar informes producidos por ellos que resultaron muy claves para que otros países puedan entender el contexto ecuatoriano y qué se puede aprender de este. Si realmente nos interesa tener un país seguro en el que haya paz para poder emprender, convivir, salir a la calle, expresarse, estudiar, etc., entonces una forma de hacerlo es apoyar el trabajo de actores posicionados estratégicamente que ya están dedicándose a esto o abogar por su inclusión en espacios de toma de decisiones a nivel de gobierno (lo cual a veces no sucede).
- Formar más organizaciones, más alianzas, etc., en respuesta a conflictos de manera aislada muchas veces resulta contraproducente en estos contextos ya que no fortalece a la sociedad civil, sino que la divide más y le quita su capacidad de actor político colectivo. Como en el caso de Food4Humanity en Yemen, antes de crear la organización se hizo mapeo de actores, entrevistas con otras organizaciones, evaluación de contexto social y político, y posterior a eso se generó una misión informada y contextual que encajaba y fomentaba el trabajo de otros actores de la sociedad civil de forma interseccional, mas no aislada.
La paz y la seguridad son la base sobre la cual se edifica nuestra cotidianidad (y futuro) y sin los cuales no se pueden realizar objetivos comunes y sostenibles nacionales.
¿Por dónde comenzar? Hay herramientas globales que podemos utilizar, ya sea que estemos viviendo en Ecuador o que seamos ecuatorianos representando a nuestro país en otras partes del mundo. Hay recursos como el Better Peace Tool, una herramienta desarrollada por más de 100 constructoras de paz en casi todos los continentes del mundo a lo largo de más de treinta años. Los puntos de esta guía aplican para ciudadanos, gobiernos, y organizaciones diversas, y fueron utilizados en el continuo proceso de paz en Colombia. Presenta buenas referencias para adaptar a nuestro contexto.
Después de haber intercambiado conocimientos y experiencias con las mujeres que asistieron al foro, tengo certeza que un proceso de paz y justicia en el Ecuador puede ser inclusivo, sistemático y sostenible. No somos los primeros ni los últimos que atravesamos conflictos así, ni nuestras condiciones son totalmente únicas. Sí que hay barreras como en varios países, pero también hay herramientas y objetivos comunes.
RUTH RODIGUEZ CEDEÑO says
Interesante Andreita muy interesante hoy me entero por ud que hay orgsnizaciones encargadas de dar asesoramiento de PAZ a los paises y sociedades lo cual es bueno.SERÍA interesante q nuestros gobernantes inviertan en ello